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Mujer 50+ vida más activa y cambio de hábitos, indispensables

La edad es a la vez el principal desencadenante y factor de riesgo de muchas enfermedades que son prevalentes en la mujer adulta. Así, el ictus, la osteoporosis y el cáncer de ovario suelen “dar la cara” superada la quinta década de la vida. Otras, como la psoriasis, aparecen antes, pero su impacto es especialmente significativo en la etapa reproductiva de la vida femenina.

Prevalencia y nexo con el “calendario”
Las enfermedades cerebrovasculares y el ictus son la principal causa de muerte y discapacidad en las mujeres españolas. “Cada seis minutos se produce un ictus en nuestro país; se sabe que una de cada seis personas padecerá un ictus a lo largo de su vida y que cada año 15.000 mujeres fallecen a causa de una enfermedad cerebrovascular”, explicó Arias, quien destacó que la mayor prevalencia del ictus en la población femenina está directamente asociada con su mayor esperanza de vida respecto a los hombres.

“Además, los ictus que padecen las mujeres son de peor pronóstico, ya que se deben fundamentalmente a una fibrilación auricular, lo que hace que resulten más discapacitantes y de peor pronóstico, algo que a su vez implica un mayor riesgo de dependencia”, añadió la neuróloga.

Por otro lado, entre el 25 y el 30% de las mujeres mayores de 50 años tiene osteoporosis (la pérdida de masa ósea asociada a la caída de los niveles de estrógenos durante la menopausia es su principal causa), “y la prevalencia aumenta con la edad, alcanzando el 40-50% en las mayores de 70 años”, comentó Casado.

En cuanto al cáncer de ovario, es, en los países desarrollados, el tercer tumor ginecológico más frecuente, con una incidencia de aproximadamente 7 casos por cada 100.000 mujeres. “La edad de aparición es en la década de los 60 años y se le considera un tumor silente, ya que su sintomatología se presenta de forma tardía y, además, es muy inespecífica (cansancio, distensión abdominal, molestias digestivas…), razón por la cual el 60% de los casos se diagnostican en estadios avanzados”, señaló Cortés.

Aunque la psoriasis afecta por igual a hombres y mujeres (su prevalencia es del 2-3%), al coincidir con la etapa reproductiva (la edad media en la que se manifiesta son los 28 años, y el 75% se presenta a los 40 años), conlleva una serie de retos en la población femenina, según relató Rodríguez, “sobre todo en los casos más graves, en mujeres que desean quedarse embarazadas o que lo están en el momento del diagnóstico.

La enfermedad no afecta directamente a la fertilidad, y hay estudios que apuntan a que el aumento de estrógenos y de otras hormonas que se producen en el embarazo ayudan a inhibir la inflamación que caracteriza a esta patología y, de hecho, el 80% de las pacientes mejoran durante la gestación. Es muy importante que comenten con el profesional que hace el seguimiento de su enfermedad los planes respecto a la maternidad, para así ajustar el tratamiento a esta circunstancia”.

👉 Tratamiento: enfoques más personalizados
En cuanto al abordaje, en todas estas enfermedades se han producido importantes avances en los últimos tiempos. La incorporación de los tratamientos biológicos (que actúan sobre dianas mucho más específicas que los fármacos tradicionales) ha permitido establecer planteamientos terapéuticos cada vez más individualizados de la psoriasis, el cáncer de ovario y la osteoporosis, consiguiendo así, además de una mayor eficacia.

Una mejora en la calidad de vida de estos pacientes. Asimismo, el actual arsenal terapéutico incorpora distintas opciones (tanto de administración como de periodicidad), lo que a su vez favorece la adherencia, un reto importante especialmente en el caso de la psoriasis y la osteoporosis.

En el ictus, Arias señaló que la introducción de las terapias recanalizadoras intravenosas y, sobre todo, de la terapia endovascular (que permite llegar directamente hasta el trombo causante del ictus y extraerlo) ha marcado un antes y un después en el abordaje.

Aunque los especialistas reconocieron que las distintas campañas de información y concienciación sobre estas enfermedades, sus síntomas y sus factores de riesgo han tenido efectos positivos (por ejemplo, favoreciendo el diagnóstico precoz), coincidieron también en la necesidad de hacer más esfuerzos en este sentido, tanto a nivel institucional como desde las consultas, y de que los mensajes que se transmiten a la población hagan especial hincapié en la importancia de reconocer y controlar los factores de riesgo.

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